domingo, 8 de mayo de 2011

Diosa: Persefone


               Persefone (Proserpina para los romanos) era hija de Demeter (la diosa Madre Tierra) y de Zeus. Persefone vivía feliz, despreocupada, bajo la atenta mirada de su sobreprotectora madre. Nada hacía suponer que algo malo pudiera ocurrirle algún día, no siendo hija de la Madre Tierra en persona. Mas sin embargo, sucedió. Hades, dios del Mundo Subterráneo y de los muertos, vió a la bella muchacha en aquel prado y se enamoró de ella. Tomo su carro y subió a la superficie para raptarla y llevarla con él al Inframundo. Persefone sufrió al ser separada de su adorada madre, de quien nunca se había alejado en la vida. Y Demeter la busco por cada rincón de la Tierra, negándose incluso a realizar sus labores de diosa de las cosechas y amenazando al mundo con la hambruna si su hijita del alma no aparecía. Persefone, por su parte, había habitado en su bonito prado, inconsciente de su atractivo sexual. Se sintió asustada, desconcertada y casi amenazada al ser deseada por un hombre por primera vez. El Inframundo se le antojaba además un lugar frio, gris y triste, donde le era muy difícil ser feliz. Sin embargo, un día llego allí Hermes, mensajero de los dioses, quien dijo a Hades que Zeus ordenaba que dejara ir a la muchacha. Este, no queriendo desobedecer al Señor de los Dioses, dejó partir a Persefone. Pero antes, le ofreció unos granos de granada, que ella comió voluntariamente y de buen grado. Cuando Persefone regresó con su madre, esta le pregunto angustiada si había comido algún alimento mientras estaba en el Inframundo. Ella mintió por primera vez, diciendo que aquellos granos de granada los había comido obligada. Ahora debía regresar con Hades porque quien comía la comida del Inframundo debía fidelidad allí. Sin embargo, Zeus medió y decretó otra cosa: madre y esposo compartirían a Persefone, pues esta permanecería la mitad del año con uno y la otra mitad con la otra. Esto dió origen a las estaciones: la mitad del año que Persefone estaba con Hades en el Inframundo, correspondía al otoño y al invierno, ya que al estar triste su madre, las cosechas no crecían. Mas cuando ella regresaba con Demeter, esta estaba alegre, la Tierra renacía y llegaban la primavera y el verano. Persefone pues, aceptó con docilidad su destino al ser secuestrada por Hades. Fue lo suficientemente receptiva para comprender que, aunque la había tratado con brusquedad, él la amaba. Hades después siempre quiso y respetó a su esposa, y Persefone llegó a amar a su marido y a sentirse cómoda en su papel de Reina del Inframundo y Guía de los Espiritus. Pero también siguió siendo en parte esa niña hermosa e inocente que jugaba feliz en el regazo de su madre.

Con todo esto, Persefone representa a una mujer que, en su juventud, es despreocupada y no parece tener metas concretas ni interesarse por nada en especial. Como Blancanieves o la Bella Durmiente, ella es la doncella que espera a que un día "pase algo" que la haga cambiar. Sin impulso exterior, a Persefone le resulta difícil madurar. Sin embargo, ante la adversidad se crece, y sorprende como supera todo lo malo. Ella esconde una gran fuerza y sabiduría en su aparente fragilidad, y un gran atractivo tras su fachada de doncella inocente.


Persefone es receptiva por naturaleza, se queda con todo lo bueno y lo malo que le pasa. Ella va creciendo con las experiencias, absorbiéndolo todo y aprendiendo de lo que le rodea. Adaptable, lleva bien los cambios. No mira atrás y se aprovecha de lo que le va pasando para irse transformando poco a poco de doncella que espera en el prado, en Sabia Reina de los Muertos. Su evolución es lenta, le cuesta tomar decisiones y puede dar la impresión de ser más inmadura que otras personas. Pero nada de lo que sucede cae en saco roto, sino que la enriquece, haciéndola más fuerte. Cuando llegan los malos momentos, Persefone sorprende. Al principio, será como la joven diosa al llegar al Inframundo: asustada y tal vez bloqueada. Otros arquetipos, como la resuelta Atenea o la independiente Artemisa, pueden ayudarla a salir de su propio "Mundo Subterráneo", y cuando lo haga, emergerá triunfante. Las malas experiencias pueden hacérselo pasar mal un tiempo, aterrarla o el miedo puede hacer que se bloquee, pero cuando deja atrás todo eso, Persefone demuestra tal fuerza y sabiduría que no solo es capaz de superar sus propios miedos u obstáculos, sino que también puede ser una guía y ayuda para los demás. Persefone es el arquetipo de "hija", la niña dócil y buena que siempre busca agradar a los demás. Nunca protesta ni se rebela activamente, tiene una tendencia a complacer a los demás que, si bien puede ser agradable y bueno para ella en algunas ocasiones, también es una peligrosa arma de doble filo. Esa tendencia a ser tan dócil y complaciente puede hacer que los demás se aprovechen de ella con facilidad, o que alguien con una personalidad más dominante puede querer "moldearla" a su forma y manera. Su excesiva receptividad la hace influenciable, susceptible de ser manipulada por su entorno hasta que ella se diluya. Así, nunca sabrá hacer nada por sí misma, ni descubrirá su verdadero potencial, sobre todo si tiene una madre tan controladora y sobreprotectora como Demeter, o un esposo dominante como Hades. A Persefone le cuesta mucho tomar decisiones y ponerse "manos a la obra". Así mismo, en la mayoría de las ocasiones, sobrelleva bien los malos momentos y los supera, pero a veces, Persefone puede quedarse atrapada en su "Mundo Subterráneo". Ante un momento realmente duro de su vida, o una decisión difícil, puede bloquearse de tal modo que su aspecto de Reina del Inframundo sabia y fuerte no llegue a surgir. En tales casos, ella puede caer en la depresión catatónica, que la impida reaccionar emocional y físicamente, superar ese trauma, y demostrar toda la fuerza que lleva dentro.

sábado, 7 de mayo de 2011

COMENTARIO DIOSA HERA

Opinión personal: Para mí, Hera, es una diosa muy importante. En muchas relaciones es la chica la que demuestra fidelidad y entrega, la que dedica tiempo y energía hacia el hombre, en cambio muchas veces no se ven recompensadas. A todas ellas quiero decirles que no se preocupen, lo más importante es hablar con ellos. Si realmente os quieren pero no pasan tiempo con vosotras o piensan en otras cosas es porque ellos saben que no os vais a ir, que os tienen. Aquí fallamos tanto hombres como mujeres. Las mujeres deberíamos ser comprensivas, hasta cierto punto; y los hombres más de lo mismo. Cada uno tiene que meterse en el personaje del otro y pensar que cuando no le ves, la otra persona tampoco te ve y los dos lo pasan mal. El problema puede venir porque las mujeres tendemos a pensar mucho y los hombres prefieren quedarse con aquello que les interesa para seguir adelante. Todos tenemos que incorporar una Hera en nuestra forma de ser, pero sin dejarnos llevar por los celos. Cuando yo no tenía novio y veía al chico que me gustaba con otra, me ponía celosa y pensaba “si saliéramos juntos, sabría que es mío, que realmente me quiere y, entonces, no tendría que estar celosa de nada”. Pero con mi novio me pasa muchas veces y es que hay mujeres que van provocando y los hombres no son de piedra. ¿Quién tiene la culpa? Tanto la que enseña como el que mira. Por eso también hay que ser comprensivo: cuando alguien de la pareja mira a otra persona de diferente sexo debe pensar en su amado o amada, y si mira, el amado o amada no deberá ponerse celoso y deberá comprender que por mucho que mire a otras personas comparte su amor únicamente contigo. Lo que realmente veo mal en la forma de ser de Hera es en el hecho de demostrar su ira hacia las mujeres con las que Zeus se acuesta y no contra él. Tampoco es que le tenga que atacar, simplemente hablar y demostrar lo mal que una lo pasa.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Diosa: Hera

                    En la mitología griega, Hera era una diosa del Olimpo, hija de Cronos y Rea, esposa de Zeus, y madre de Hefesto, Hebe, Ares, Eris e Ilitía. Los romanos la llamaron Juno. Era la diosa protectora de todas las mujeres casadas (en algunos casos del matrimonio), por esto que se la representaba como una mujer celosa y vengativa. Era víctima de las continuas infidelidades de Zeus, de las que solía vengarse en los hijos surgidos de esas relaciones, siendo quien obligó a realizar sus doce trabajos a Heracles. Su atributo principal era el pavo real, que según cuenta el mito los ojos del plumaje de esta ave, provienen de Argo, un gigante de mil ojos.

Comenzó su existencia igual que sus hermanas Hestia y Demeter, y sus hermanos Poseidón y Hades: todos fueron tragados por su padre, Cronos ( Saturno ) y rescatados después por su único hermano libre, Zeus. Tras la liberación, los tres hermanos varones se repartieron el cotarro, y las hermanas, sin derecho de herencia, fueron puestas al cuidado de padres adoptivos y educadas como corresponde a unas jóvenes diosecitas. Tiempo después, Hera fue pretendida por Zeus (si, era su hermano, pero ya sabéis, en la mitología clásica no se andaban con tantos remilgos con eso del incesto...) Ella le rechazó en numerosas ocasiones, pero finalmente, él se le mostro como un débil y pequeño pajarillo herido. Hera lo cuidó hasta que sanó, y entonces, para cuando Zeus se mostró en todo su olímpico esplendor, ella había quedado conmovida y acepto desposarse con él.  Zeus y Hera tuvieron una larga y esplendorosa luna de miel, pero constantemente, su esposo le era infiel con cuanta diosa, semidiosa, o mortal con faldas que le salía al paso. Y para mayor humillación, Zeus siempre favoreció y protegió a sus amantes, así como a los hijos e hijas que engendró con ellas, mientras que parecía ignorar el dolor que a su esposa le provocaba esta situación, y tampoco se mostró muy paternal con los hijos que tuvo con ella. Ante esas reiteradas infidelidades, Hera siempre reaccionó con una ira destructiva, que era temida por el resto de dioses y mortales. Pero su ira siempre iba dirigida hacia "la otra mujer", o a los hijos extramatrimoniales de su marido, jamás se volvió contra él, ni se enfrentó diciéndole que dejara de serle infiel. Su cólera divina siempre la sufrían las amantes de Zeus, que habían sido seducidas, engañadas y olvidadas como hasta cierto punto también lo fue ella, o en otras ocasiones, la sufrían los hijos que probaban las infidelidades, nunca el marido infiel.  En una ocasión, Hera estaba tan hundida y dolida por los celos que no fue ni siquiera capaz de enfadarse, ni de vengarse. En vez de eso, abandono a su esposo y el Olimpo y se retiró a los confines de la Tierra, envuelta en luto. Al cabo de un tiempo, Zeus, que la echaba de menos, tramo un plan para hacerla regresar: hizo correr el rumor de que se iba a desposar con una princesa, y eso de nuevo, despertó los celos de Hera. Enfurecida, regreso al Olimpo en todo su esplendor de arpía solo para ver como su marido pretendía casarse con una muñeca de madera. Con esta broma, ella fue capaz de comprender que, a pesar de sus infidelidades, la mujer más importante para su marido era en realidad ella, y que él no deseaba perderla. Así que perdono a Zeus y volvió junto a él.

Hera valora el compromiso y la fidelidad por encima de todo. Como está en su naturaleza desear ser "la esposa", toda una señora de su señor, normalmente derivará su energía y tiempo hacia el matrimonio. Dedicarse a su marido y recibir a cambio la misma fidelidad y entrega que ella da la hará muy feliz, pero igualmente, también mostrara la misma entrega en otras facetas de su vida. Será leal a los amigos de confianza que le hayan demostrado su lealtad a lo largo de la vida, y en su trabajo, será igualmente una empleada de lealtad inquebrantable a su empresa o a su jefe. Esa capacidad de entrega, y su lealtad harán que todo el mundo la defina como "alguien de confianza"; alguien con una personalidad firme y sólida con quien contar cuando hay que resolver las cosas. Eso sí, su lealtad y su confianza no se ganan fácilmente, y cualquiera que las traicione lo puede pagar muy caro. El lado más oscuro y terrible de la mujer Hera lo constituyen sus celos. Puede que se despierten con motivos reales, por causa de una infidelidad probada o confesada, o puede que sea tan solo por la mera sospecha. En cualquier caso, ante los celos, ella siempre reaccionara con una furia muy activa, que puede salpicar aquellos que más quiere y tener consecuencias espantosas. Una mujer Hera es de naturaleza celosa, sí, pero esos celos pueden llegar a convertirse en algo patológico, en algo que no solo puede empañar su felicidad, sino que también puede llevarla a convertirse en una persona vengativa. Es además incapaz de volver su rabia contra el hombre que la daña, y eso la pone en una posición de lo más vulnerable. Puede ser incapaz de aceptar el fin de una relación, y volverse posesiva o vengativa. Pero también puede no ser capaz de ver el daño que le hacen, y engancharse de un modo insano a un hombre que quizá no la engaña, pero que la maltrata física y psicológicamente. Y toda esta ira sin duda le impedirá realizar ese arquetipo de esposa que tanto desea, y la alejará de la estabilidad emocional y de la felicidad.