sábado, 20 de agosto de 2011

Media naranja, segunda parte


Mucha gente entiende por media naranja a una persona que comparte tus gustos, que se comporta como tú, que piensa como tú, alguien que sin decirle lo que quieres ya lo sabe. Pero las personas no somos genios ni adivinos. Tal vez esa “media naranja” o mejor dicho ese “trozo de naranja” es alguien que te hace sentir un poco más completo pero no perfecto. Alguien que se ha cruzado en tu camino y sin motivo alguno hay algo que os conecta. Pero al conocerlo mejor ves que no tiene tus mismos gustos, o sí; ves que en ciertas ocasiones no piensa ni se comporta con tú y es que esa diferencia es lo que os hace más completos. Así que se podría decir que no existen las medias naranjas.

En la página 12 dije “tu media naranja te querrá por cómo eres.” ¿Pero cómo no vamos a discutir con la otra persona si resulta ser lo contrario a nosotras? Puede que en eso consista el amor: poder convivir con una persona diferente a ti, encontrar tu sitio en su vida y encontrar su sitio en tu vida. En realidad, lo pienso, y si la otra persona fuera como yo, supiera lo que pienso en cada momento y lo que quiero… estaría bien, pero no tendría emoción. Esos enfados que provocan las diferencias son lo que unen a las parejas porque después de un enfado se está más unido que nunca porque piensas ¿y por qué nos peleamos? Con lo que yo le quiero y con lo que me quiere. Y aquello que parecía tan grave parece después una mosca puñetera, pequeña, que ya se ha ido y tampoco era nada tan malo.

Pienso que la relación debe ser algo natural, algo que no altere tu vida porque lo haces por gusto y no por obligación. Debes compartir la vida con alguien a quien quieres, no por como sea o por quien sea sino , por cómo te trata: porque te respeta y tú, por circunstancias de la vida, también le respetas; porque te ha hecho llorar de alegría y de tristeza; porque también te ha hecho reír y sientes que lo has pasado todo a su lado y cuando te paras a pensar en todo eso sientes que le quieres. Pero lo mejor de todo es que cuando él se pare a pensar también sentirá lo mismo. El amor es algo que todos queremos conseguir, es una idea que tenemos en la cabeza y que no deja de dar vueltas a nuestro alrededor y, tal vez sea por la imaginación que tiene la especie humana, nos imaginamos que tenemos el amor pero después resulta que eso no era y las mujeres, como es normal, nos desesperamos porque vemos que no vamos a conseguir encontrar eso que tanto deseamos. Pero si dejas de preocuparte por ello, dejas de imaginarte historias y dejas de preguntarte si con Fulanito la cosa irá bien, si él es el correcto, él es la persona, él va en serio… si dejas todo eso de lado, la imaginación y los espejismos se irán de tus ojos y, al igual que una niebla se va para dejar que el camino se vea con más claridad, verás las cosas de otro modo y así le verás mejor a él, a esa persona que necesitas para cumplir con tu deseo de tener a un amor. No por tener pareja se es más completo, no por no tenerla se es menos: una persona sola es autosuficiente y es un ser completo en todos los sentidos. No se ha de tener novio o novia por el hecho de que así se será más completo, más feliz, más… puede que la vida no te esté dando a esa persona para que primero aprendas a ser feliz siendo uno, porque antes de saber correr hay que saber caminar.

jueves, 18 de agosto de 2011

Media naranja, pimera parte


Sobre las medias naranjas os diré una cosa: las naranjas nos las compramos ni las cogemos del árbol partidas porque las vitaminas van desapareciendo. Debes ser una naranja entera, nada de mitades y lo único que se debe hacer es juntar esas dos naranjas enteras de manera que vayan rodando juntas. Es como tirar naranjas rodando cuesta abajo, unas quedaran solas pero cerca de las demás, otras, en cambio, quedarán juntas. Estas son las mejores parejas.



LA TEORÍA DE LA MEDIA NARANJA

                Contaba Aristóteles (filósofo, lógico y científico de la antigua Grecia) que en un principio los humanos eran casi perfectos. Los seres eran esféricos como naranjas: tenían dos caras opuestas sobre una misma cabeza, cuatro brazos y cuatro piernas que utilizaban para irse rodando. Estos seres podían ser de tres clases: hombre + hombre, mujer + mujer, o andrógenos (hombre + mujer).
Pero su vanidad les llevó a enfrentarse a los Dioses creyéndose semejantes a ellos. Zeus, con su rayo, les castigó partiéndolos por la mitad. Así, los seres, andaban tristes buscando siempre a su otra mitad y cuando se encontraban con ella alzaban los brazos hasta dejarse morir de inanición.
Zeus, compadecido, ordenó a Hermes que les girase la cara hacia el mismo lado que tenían el sexo y, de este modo, cada vez que un ser se encontrase con su otra mitad pudieran, los dos, obtener placer y si se trataba de un ser andrógeno pudieran tener descendencia.
Por esta razón, los humanos nos vemos obligados a buscar a esa otra persona que nos hace sentir completos. Pero Zeus amenazó con partirnos de nuevo en dos mitades en caso de que la raza humana no aprendiera a respetar sus propios límites y a superar su arrogancia.

Opinión personal: Ya estamos partidos en muchas mitades. Es la explicación de porqué no nos sentimos completos del todo con una persona. Hay gente que busca en su pareja la perfección y eso no puede existir si tenemos en cuenta que hemos sido partidos por la mitad varias veces. También es el porqué de que nos encontremos con muchos hombres, salgamos nos divirtamos pero al final se acaba.

martes, 16 de agosto de 2011

Recibe quien pide, pero no un principe azul

Pero vamos a intentar reflexionar un poco más. Opinión personal: Siempre he sido una mujer muy “cutre”, si lo queréis decir así. Como dicen en la canción de La Oreja de Van Gogh, Rosas: “Por eso esperaba con la carita empapada que llegaras con rosas, con mil rosas para mí. Porque ya sabes que me encantan esas cosas que no importa si es muy tonto soy así.” Siempre me habría gustado que una tarde me llamara mi novio o el chico que me gustara y me dijera de ir a pasear por la arena, de noche con la luna, cerca del agua. O si es verano, también de noche, y “espera ¿con la luna?” sí, bañarnos en el agua cristalina bajo ese foco blanco del cielo y las estrellas mirando. O de repente una tarde ser sorprendida con un picnic; o con una caja de bombones acompañados por una tarjeta romántica y firmada… Sí, soy así de egoísta y debo (ahora estoy en ello) cambiar porque no puedo pretender que la otra persona adivine lo que yo quiero que haga o diga. Aunque hombre y mujer se conozcan muchísimo nunca debemos hacer que la otra persona vaya descifrando nuestros pensamientos, si queremos algo lo debemos decir. Después, para hacer un detallito a la otra persona, ya buscará la forma de saber lo que quieres y, quién sabe, a lo mejor te sorprende con una caja de bombones mientras te invita a un picnic en la playa bajo la luz de la Luna.




¿Pero desde cuándo las personas saben lo que quieren? Esta frase, o una parecida, se dice y se demuestra en la película Como Dios, película del 2003 en la que Jim Carrey interpreta a Bruce Nolan, el cual puede ser Dios por una semana. ¿Qué pasaría si pedimos a, por ejemplo, nuestro novio que, por ejemplo, pase menos rato en el bar con los amigos y se esfuerce más por estar con nosotras y complacernos y, después de unas semanas, lo pone en práctica y nosotras nos seguimos enfadando porque aún consideramos que no está con nosotras el tiempo suficiente? (Todo esto es un ejemplo, se puede utilizar con cualquier “bronca”) ¿Por qué nos seguimos enfadando? ¿No era eso lo que queríamos? Opinión personal: Chicas, confieso que yo era una de las que decía “Pues ya no me sigo enfadando. Si le pedía eso era porque eso quería yo.” Todo mentira, está comprobado y creerme que por comprobarlo no me siento mejor. Puede que ya no te enfades por eso, pero sacaras otra pega y le darás la misma o, incluso, mayor importancia que lo anterior. Esto lo tenemos que cambiar, pero las mujeres pensamos así porque nos han estado engañando desde pequeñas. Siempre en los cuentos de princesas nos han enseñado un modelo de “príncipe” ¡ah! Se me olvidaba “azul” que no es real y, además, una ideología sobre encontrar nuestra media naranja que ¿Por qué tengo que ser solo la mitad de mí misma? ¿Es que no nos podemos valer por nosotros mismos? Al tema del príncipe azul diré que se le llama “azul” por dos razones:
1.       Lo primero que pensaron fue que iba dirigido a niños pequeños, dibujos. Va de princesas, o sea que va dirigido a niñas. La ideología niñas = color rosa no funcionaba aquí porque si decían “el príncipe rosa” quedaba un poco… ¿cómo decirlo? Mariconeado.
2.       Rosa fuera. A ver, tenían que pensar en algo más profundo. Ese príncipe que iban a enseñar no existe, es el príncipe de un sueño… Sueño = color azul ¡Los príncipes azules no existen!
Y fuera coña pero es una forma de deciros que no esperéis a que al doblar la esquina se os caga un libro al suelo, casualmente pasaba un hombre alto, (moreno, rubio… el gusto de cada una) guapo y, encima, forrado o con bastante dinero. Imaginemos que, por algún casual, sucede. Aunque se os caiga vuestro libro al suelo, dudo que os ayude a recogerlo; si así sucede dudo que lo cojáis a la vez; si así sucede, dudo que al levantaros os miréis a los ojos e inmediatamente él os diga que tenéis los ojos más bonitos que ha visto en su vida y además te da su número de teléfono, os invita a cenar o algo así para volveros a ver y hablar. ¡Vamos! Seamos realistas, esta es la historia que me invento cuando mi chico me pregunta si he ligado, se la cuento y sabe con tranquilidad que es mentira.

miércoles, 10 de agosto de 2011

influencia en la gama de colores


Pero sí es verdad que hay hombres que nos hacen realmente daño. Todos los novios que tengamos y los “amigos” influirán en nuestras relaciones posteriores. Esto trae lugar al miedo. Miedo a que nos deje por otra, miedo a dejar de interesarle, miedo a no demostrar todo lo que le queremos, miedo a que se canse, miedo a lo que diga, miedo a cómo es cuando no estamos delante y/o lo que dice, miedo a que la gente pueda pensar alguna tontería y pasar vergüenza y/o hacer el ridículo, miedo a que alguna mujer que sea mejor que tú se fije en él, miedo a que algo no le guste, miedo a que nos vuelvan a hacer daño… Melissa Etheridge dice: El amor es la única cosa en la que la mayor alegría va acompañada del mayor miedo. ¿Os ha sonado alguno de estos miedos? El miedo es normal, una sensación humana que todos tenemos por naturaleza. Pero no se puede vivir pensando en ello, sino no podríamos salir a la calle, pero tampoco quedarnos encerrados en casa.
Pero no tienes que tener miedo de los hombres, son personas con sentimientos. Por desgracia para nosotras, los hombres no saben la respuesta a la pregunta de “¿porque los hombres dicen no entendernos?”. Todas pensamos que ellos son iguales, todos iguales. Y es cierto. Los hombres son iguales, se comportan más o menos igual y piensan más o menos igual. Es como una gama de colores. Y para ellos su forma de comportarse y de pensar es totalmente normal y con sentido, aunque ni siquiera ellos pueden explicarlo.
Chicas, no nos engañemos, admitamos que también ellos pueden decir que todas somos iguales “como una gama de colores”. Y también es cierto. Por eso, ante esta reflexión, reflexionemos. A todas nos gusta que nos miren como si fuéramos únicas para ellos. Todas nos consideramos diferentes a las otras mujeres por algo y nos gusta que nuestro chico nos recuerde lo especial que somos, solo nosotras para él. Pues ellos quieren lo mismo, estar recordándoles que son como los demás no demuestra nada, más bien parece que no importa que estés con él o con el vecino “si todos son iguales…” Por eso tanto hombres como mujeres tenemos que poner de nuestra parte.

sábado, 6 de agosto de 2011

Esfuerzo en las relaciones


Hay muchas mujeres que invierten mucho esfuerzo y tiempo en sus relaciones. Una relación no es un trabajo, tampoco el amor de un hombre es la recompensa de dejar de hacer mil cosas por él. No se puede alcanzar el éxito de una relación en la que haces todo por él. De nuevo se trata de las cualidades de madre, mencionadas anteriormente. George Bernhard Shaw dice: Cuando empiezas a sacrificarte por quien tú quieres, acabarás por odiar a aquellos por los que te has sacrificado. Y es que cuando una se sacrifica y se esfuerza, pretende, en cierta parte, que la otra persona haga lo mismo. Los hombres no ven el amor de esa forma. Opinión personal: Una vez me confesaron: ¿Podemos dejarlo todo, romper y volver a las miradas, los nervios, el “que piensa”, la sensación de “me la van a quitar” y así yo volver a intentar conseguirte, crear mil escusas para poder estar contigo y volvernos a enamorar cada día? Claro, imaginad cómo se me queda a mí la cara. ¿Qué pasa? Cuando se es novio, ya sabes que la otra persona está ahí, no tiene la misma emoción, se pierde la chispa y empiezan las broncas. Salen de todos lados. Esta situación pasa tanto en hombres como mujeres. Hacerme un favor: cada vez que miréis a vuestro novio o novia, no penséis en qué está haciendo uno o el otro, solo mirarle a los ojos y pensad en las cosas tan bellas que tiene esa persona. Pues esas cosas bellas, esa maravilla a la que miras, ahora es tuya. Vuélvete a enamorar cada día que le mires y la otra persona que haga lo mismo. Intenta sorprenderle de vez en cuando con alguna cosa. Si los dos lo intentáis, aunque metas la pata, la otra persona pensará que lo que importa es la intención y que los dos se quieren y se lo demuestran.

miércoles, 3 de agosto de 2011

cuatro características

La mujer perfecta es una mezcla de todas las cualidades buenas de las diosas. Resumidamente, y volviendo al tema de los hombres, un hombre espera unas cualidades de la mujer: sexy, cariñosa, con sentido del humor e independiente. El problema es que estas cualidades por separado no tienen el mismo efecto. Si solo eres sexy, un hombre se sentirá atraído hacia ti físicamente. Intentará llevarte a la cama y una vez conseguido, perderá su interés hacia ti. Solo con el atractivo físico no se va a enamorar sinceramente. Si solo eres una chica con mucho sentido del humor te verá como una amiga. Esto también es importante, pero solo el sentido del humor no produce ninguna atracción emocional en un hombre. Si solo eres cariñosa y atenta, él te considerará como una especie de madre. Es frecuente que los hombres empiecen una relación con mujeres que poseen esas cualidades de madre, pero nunca se enamorará ni será el encantador y atento caballero que a todas nos gustaría. Si por el contrario eres independiente, un hombre te respetará y reconocerá. Si vives tu propia vida y buscas desesperada a un hombre porque no te vales por ti misma, entonces la admiración y el reconocimiento desaparecerán. Tampoco la independencia en sí desencadena un amor profundo en un hombre. Por eso se necesitan las cuatro cualidades. Porque las cuatro hacen que seas irresistible para los hombres. Según dicen, cuando un hombre está realmente enamorado de una mujer, la trata con amabilidad, respeto y atención. Opinión personal: Saber estas cuatro cualidades e intentar hacerlas realidad en una misma está bien, no solo te hace irresistible para los hombres sino que serias mucho más grande como persona. Porque creo que son las cuatro mejor características. Pero seamos realistas, no pretendamos, no nos esforcemos demasiado ni queramos cambiar tanto y ser tan perfectas porque si hasta las diosas tienen defectos ¿Cómo no los vamos a tener nosotras? Hay que aplicarse un poco, pero cada mujer (y cada hombre) tiene su personalidad. Y, según dicen, tu media naranja te querrá por cómo eres.


domingo, 8 de mayo de 2011

Diosa: Persefone


               Persefone (Proserpina para los romanos) era hija de Demeter (la diosa Madre Tierra) y de Zeus. Persefone vivía feliz, despreocupada, bajo la atenta mirada de su sobreprotectora madre. Nada hacía suponer que algo malo pudiera ocurrirle algún día, no siendo hija de la Madre Tierra en persona. Mas sin embargo, sucedió. Hades, dios del Mundo Subterráneo y de los muertos, vió a la bella muchacha en aquel prado y se enamoró de ella. Tomo su carro y subió a la superficie para raptarla y llevarla con él al Inframundo. Persefone sufrió al ser separada de su adorada madre, de quien nunca se había alejado en la vida. Y Demeter la busco por cada rincón de la Tierra, negándose incluso a realizar sus labores de diosa de las cosechas y amenazando al mundo con la hambruna si su hijita del alma no aparecía. Persefone, por su parte, había habitado en su bonito prado, inconsciente de su atractivo sexual. Se sintió asustada, desconcertada y casi amenazada al ser deseada por un hombre por primera vez. El Inframundo se le antojaba además un lugar frio, gris y triste, donde le era muy difícil ser feliz. Sin embargo, un día llego allí Hermes, mensajero de los dioses, quien dijo a Hades que Zeus ordenaba que dejara ir a la muchacha. Este, no queriendo desobedecer al Señor de los Dioses, dejó partir a Persefone. Pero antes, le ofreció unos granos de granada, que ella comió voluntariamente y de buen grado. Cuando Persefone regresó con su madre, esta le pregunto angustiada si había comido algún alimento mientras estaba en el Inframundo. Ella mintió por primera vez, diciendo que aquellos granos de granada los había comido obligada. Ahora debía regresar con Hades porque quien comía la comida del Inframundo debía fidelidad allí. Sin embargo, Zeus medió y decretó otra cosa: madre y esposo compartirían a Persefone, pues esta permanecería la mitad del año con uno y la otra mitad con la otra. Esto dió origen a las estaciones: la mitad del año que Persefone estaba con Hades en el Inframundo, correspondía al otoño y al invierno, ya que al estar triste su madre, las cosechas no crecían. Mas cuando ella regresaba con Demeter, esta estaba alegre, la Tierra renacía y llegaban la primavera y el verano. Persefone pues, aceptó con docilidad su destino al ser secuestrada por Hades. Fue lo suficientemente receptiva para comprender que, aunque la había tratado con brusquedad, él la amaba. Hades después siempre quiso y respetó a su esposa, y Persefone llegó a amar a su marido y a sentirse cómoda en su papel de Reina del Inframundo y Guía de los Espiritus. Pero también siguió siendo en parte esa niña hermosa e inocente que jugaba feliz en el regazo de su madre.

Con todo esto, Persefone representa a una mujer que, en su juventud, es despreocupada y no parece tener metas concretas ni interesarse por nada en especial. Como Blancanieves o la Bella Durmiente, ella es la doncella que espera a que un día "pase algo" que la haga cambiar. Sin impulso exterior, a Persefone le resulta difícil madurar. Sin embargo, ante la adversidad se crece, y sorprende como supera todo lo malo. Ella esconde una gran fuerza y sabiduría en su aparente fragilidad, y un gran atractivo tras su fachada de doncella inocente.


Persefone es receptiva por naturaleza, se queda con todo lo bueno y lo malo que le pasa. Ella va creciendo con las experiencias, absorbiéndolo todo y aprendiendo de lo que le rodea. Adaptable, lleva bien los cambios. No mira atrás y se aprovecha de lo que le va pasando para irse transformando poco a poco de doncella que espera en el prado, en Sabia Reina de los Muertos. Su evolución es lenta, le cuesta tomar decisiones y puede dar la impresión de ser más inmadura que otras personas. Pero nada de lo que sucede cae en saco roto, sino que la enriquece, haciéndola más fuerte. Cuando llegan los malos momentos, Persefone sorprende. Al principio, será como la joven diosa al llegar al Inframundo: asustada y tal vez bloqueada. Otros arquetipos, como la resuelta Atenea o la independiente Artemisa, pueden ayudarla a salir de su propio "Mundo Subterráneo", y cuando lo haga, emergerá triunfante. Las malas experiencias pueden hacérselo pasar mal un tiempo, aterrarla o el miedo puede hacer que se bloquee, pero cuando deja atrás todo eso, Persefone demuestra tal fuerza y sabiduría que no solo es capaz de superar sus propios miedos u obstáculos, sino que también puede ser una guía y ayuda para los demás. Persefone es el arquetipo de "hija", la niña dócil y buena que siempre busca agradar a los demás. Nunca protesta ni se rebela activamente, tiene una tendencia a complacer a los demás que, si bien puede ser agradable y bueno para ella en algunas ocasiones, también es una peligrosa arma de doble filo. Esa tendencia a ser tan dócil y complaciente puede hacer que los demás se aprovechen de ella con facilidad, o que alguien con una personalidad más dominante puede querer "moldearla" a su forma y manera. Su excesiva receptividad la hace influenciable, susceptible de ser manipulada por su entorno hasta que ella se diluya. Así, nunca sabrá hacer nada por sí misma, ni descubrirá su verdadero potencial, sobre todo si tiene una madre tan controladora y sobreprotectora como Demeter, o un esposo dominante como Hades. A Persefone le cuesta mucho tomar decisiones y ponerse "manos a la obra". Así mismo, en la mayoría de las ocasiones, sobrelleva bien los malos momentos y los supera, pero a veces, Persefone puede quedarse atrapada en su "Mundo Subterráneo". Ante un momento realmente duro de su vida, o una decisión difícil, puede bloquearse de tal modo que su aspecto de Reina del Inframundo sabia y fuerte no llegue a surgir. En tales casos, ella puede caer en la depresión catatónica, que la impida reaccionar emocional y físicamente, superar ese trauma, y demostrar toda la fuerza que lleva dentro.